David Bravo, La Superilla del Poblenou: Barcelona reconquesta es seu espai públic. from PublicSpace.Tools Barcelona on Vimeo.
La estrategia de las Super Illas consiste en reconquistar el espacio público de Barcelona que actualmente esta tomado por el vehículo privado y ofrecérselo y devolverlo a los viandantes, a las bicicletas y a el transporte público, es decir ,a otros sistemas de movilidad más justos y sostenibles. También consiste en dejar de entender la calle como una mera infraestructura de circulación y pasarlo a utilizar como un lugar de convivencia, de interacción social, un lugar de estar y estar con otros.
La estrategia consiste en establecer una serie de ejes de velocidad más alta por los cuales circula una red octogonal de autobuses horizontales y verticales juntamente con el servicio de coches, transportes, ambulancias….y por otro lado una subtrama de calles más lentas donde los niños jueguen , donde se pueda sentarse, donde puedan circular vehículos pero a una velocidad mucho más lenta que no atropelle estas actividades.
La supertrama de ejes rápidos, la red octogonal de autobuses, normalmente es cada tres calles , de manera que se generan unos ámbitos a los que llamamos Super Illas. Lo importante es la continuidad de estos corredores de tramo rápido de autobuses por un lado y la continuidad de otros corredores que son los verdes para viandantes que irían de la montaña al mar con un paseo agradable, envuelto de vegetación, sin tránsito ni polución y sin el peligro del coche.
Además de Poble Nou en el barrio del Born y la Vila de Gràcia también hay ejemplos de Super Illas. Se le llama urbanismo táctico, que consiste en poner a prueba un espacio y que las personas lo prueben antes de hacer una gran obra carísima y habiendo probado si funciona.
De esta forma, se considera a la ciudadanía como un interlocutor inteligente.
La ciudad ha reaccionado bien porque no ha sido indiferente, esa es una de las operaciones urbanísticas que ha generado más polémica en esta ciudad en los últimos años, incluso ha generado una cultura de alerta respecto de los efectos de la contaminación y del coche.
Se han generado polémicas bastante violentas alrededor de esta experiencia pero de este debate se puede aprender mucho y sacar conclusiones. Se tiene que entender el debate y la polémica como instrumento de democratización de la ciudad.
Creo que ha habido errores en la forma de enfocar la participación y también en la toma de decisiones respecto al encaje que tiene esta Super Illa de Poble Nou y la red octogonal de autobuses. Lo que no puede pasar y ha acabado pasando en este caso concreto es que una vía básica por donde pasan autobuses acabe atravesando la Super Illa, de manera que los autobuses se ven obligados a bajar la velocidad comercial y por otro lado los niños y niñas que juegan o personas que disfrutan de estar tranquilas tienen que dejar de hacerlo con la misma tranquilidad porque pasan los autobuses por ahí donde debiera estar pacificado.
Creo que la forma más inteligente y estratégica de entender las Super Illas, debería ser primero establecer, decidir y consensuar cual es la buena red octogonal de autobuses y a partir de la implementación de esta alternativa de transporte público eficaz empezar a llenar los intersticios de vida alternativa a la circulación de coches.
La cualidad del espacio público después de este tipo de transformaciones es que una vez desaparece el coche aparece la magia.
Después de la hegemonía de los coches, de la que venimos viviendo desde hace décadas, y a medida que se han ido planteando alternativas y reconquistando espacios verdes y peatonalizados, donde el habitar se convierte en algo más agradable, ha dado lugar a un encarecimiento de la vivienda, precisamente por la calidad de vida que estas calles tranquilas proporcionan.
Esto lo hemos podido comprobar en el barrio de Born, por ejemplo, que era un gueto social más bien impenetrable con unas condiciones habitables difíciles y que fue convertida en una zona de viandantes, es una Super illa que ha sufrido de una gentrificación galopante que ha acabado con todo el tejido comercial de los pequeños comercios que había en el barrio que han sido substituidos por grandes cadenas y también en un proceso de substitución de su población.
Lo mismo en la calle Enric Granados, en La Vila de gracia, etc…son lugares más deseados para el viandante y por lo tanto la vivienda ha subido de precio automáticamente.
La única herramienta que tenemos para evitar las mejoras urbanas con este efecto perverso pasa por disponer ,en el mismo territorio donde estemos solicitando el vehículo privado, de un parque de vivienda de alquiler, algo muy común en Europa pero que en Barcelona es muy escaso. También disponer de un parque de pequeños comercios de protección oficial.
La participación ciudadana es un instrumento tan necesario como peligroso. Por un lado es la mejor manera de favorecer que el vecindario se apropie del espacio y que las decisiones que se tomen se hagan entre los que lo habitan, la tecnocracia y el despotismo ilustrado provoca que se gasten grandes cantidades de dinero que no solo no responde a lo que las personas necesitan si no que va en contra. Pero por otro lado, abre la puerta al populismo y a la demagogia y eso requiere procesos muy lentos, procesos donde hace falta mucha pedagogía, transparencia, datos abiertos, conocimiento de la situación de partida y mucha honestidad por parte de la administración.
A el espacio público resultante de esta transformación de las Super Illas le pediría que cumpliera con la prometedora posibilidad de convertirse en la transformación más radicalmente democrática que ha vivido Barcelona desde la expansión del Eixample Cerdá.
Si la Super Illa peligra, peligramos todos.
David Bravo